Hola, hoy te voy a contar un poco acerca de mi vida, pero no me volveré a presentar, porque ya me conoces, si no que ahora voy a relatar acerca de mi vida pasada, de mis recuerdos de infancia, y de la adolescencia. Mi vida es un tanto bonita, pero también es un tanto triste, con mi familia, súper bien, siempre me he sentido muy querida, pero en los colegios, no me he sentido tan cómoda, por el rechazo de los niños y los adolescentes, los niños porque no saben, pero los adolescentes ya lo hacen por crueldad.
El primer recuerdo que se me viene a la mente es cuando yo estaba en Kinder, que no me gustaba nada, cada vez que pasaba por unas casas amarillas me dolía el estómago porque era señal que ya iba a llegar, no me gustaba, en primer lugar porque una de las maestras de ahí que era la directora era bien seria conmigo, y quizás a ella no le gustaba tener que lidiar conmigo, ya que necesitaba que me cargaran para ir a los salones. Había otra maestra, y también las nanas que sí me querían.
Luego, ya en mi primer colegio, tenía amiguitos, un amiguito y una amiguita, quienes sí me defendían de los demás, en uno de esos años entre preparatoria y tercer grado, un compañero me tiró la cajita de jugo que estaba tomando y me dijo: "basura", yo sabía que no era basura, porque mis papás me valoraban mucho, pero lloré en ese momento, también recuerdo que nadie me quería de mis compañeros, solo querían a la presidente del grado, que era creída, pero ahí empecé también a llevarme más con las maestras.
No me cambié de colegio por los problemas sino que por la infraesctuctura, cuarto grado estaba en la segunda planta. Pero en el segundo colegio, desde cuarto hasta noveno, al principio mis compañeros sí me querían, luego en sexto grado por ir a traer un lápiz al grado, mi grupo me dijo que no estaba trabajando, le dijeron a la maestra y me sacó del grupo, tuve que trabajar sola, a partir de ese momento, el grupo se encargó de hacer el chambre de que no trabajaba, y de esa manera nadie me quiso en los grupos.
Luego, en el último colegio que estudié, se sintió más cruel el trato de las compañeras porque se debió a que yo les compartí a ellas que tenía vocación religosa, para estar con las hermanas del colegio, como toda joven, me emocioné mucho, porque una vocación para mí es como un chico que se le declara a una chica, esa misma emoción sentí yo. Claro, hubo personas que no eran así, me apoyaban. La hermana subdirectora me decía que no lo contara, yo no entendía el porque, y ya lo había contado a todos.