Todo empezó con un viaje de vacaciones, con mi segunda hermana y su familia, hoy les tocó a ellos venir con nosotros. Como siempre fuimos a los parques de atracciones y disfrutamos todas las oportunidades que tuvimos para divertirnos y para compartir en familia, fue un viaje muy bonito.
Para nuestra sorpresa, no fue un viaje solamente de diez días, ya que debido al Coronavirus, o también conocido como COVID - 19, nuestro aeropuerto fue cerrado, y ya no pudimos salir de Estados Unidos, han pasado tres meses y algunos días, gracias a Dios todos estamos bien, pero ya con ganas de regresar.
Esto nos ha permitido disfrutar más del lugar donde nos hospedamos, ya que tiene muchas cosas atractivas, es grande y se puede pasear por todos sus alrededores, todas las tardes, mi familia y yo salimos a caminar, porque eso nos hace sentir bien, y respiramos aire puro... es muy refrescante.
Lastimosamente no pudimos pasar los 100 años con mi abuelita. Le hablamos, entre risas y lágrimas, porque todos la extrañamos, y planeábamos hacer una buena fiesta este año, porque a celebrar esa edad, no cualquiera llega, y debemos dar gracias a Dios y a la Virgen María por un año más de vida.
De este tiempo en familia, he aprendido a convivir y a comprender a cada uno de ellos, con sus diferencias, porque todos tenemos diferencias, y como somos dos familias, cada una tiene sus costumbres y su manera de ser, pero esto me ha enseñado a convivir mejor y a comprender a los demás.
El cuidarse tanto físicamente como emocionalmente es muy importante en esta época, seguir las recomendaciones del gobierno. Pero más que dar apoyo físico y emocional, es necesario estar en comunicación con Dios, ya que solo Él puede limpiar el mundo de esta pandemia.