Hola, de tantas cosas que hacer no había tenido tiempo para escribir en mi blog, pero aquí estoy de nuevo, y hoy voy a escribir sobre un tema que dejé pendiente, y que es algo muy especial, porque fue como un regalo de Dios y de la vida para mí.
Desde febrero a julio tuve la oportunidad de estudiar inglés en una universidad de prestigio, fue una experiencia emocionante, aunque muy cargada de tareas, como nunca había sido antes, pero a pesar de eso fue muy satisfactoria.
Lo bello de haber estado en dicha universidad es que pude conocer muy lindas personas, en este artículo te hablaré de un grupo excepcional, del cual una estuvo conmigo los cinco meses que estuve estudiando, la otra estuvo conmigo solo tres meses, y la tercera persona solo un mes.
Yo soy testigo que cuando Dios te da amor para todas las personas, no le importa el tiempo que te hayas relacionado con ellas, y ese fue mi caso. Mis dos compañeras y mi maestra son la muestra de lo anteriormente expuesto.
En realidad, a todas las quiero por igual, creo que lo más especial de haber iniciado esta linda amistad con ellas, es el ambiente donde nos conocimos, porque en las Universidades es muy raro conocer gente tierna y cariñosa.
No importa el tiempo, hoy solo importan los sentimientos, el cariño y lo importante que ellas son para mí, en noviembre nos reunimos en mi casa, y estábamos planeando algo para diciembre, pero como es época de fiestas, lo dejaremos para enero.
A veces la gente critica, sobre todo los grandes, que sos inmadura, que sos una gran yoya con tu maestra, que es ridículo que te querás reunir con ellas para celebrar el cumpleaños, que no lo hagas porque no son tus amigas, y muchas cosas, pero realmente no debe importar eso, porque si ellas y tú son felices, adelante.
La amistad es una bendición, venga de donde venga, sentirse amado y amar a tus amigas, es maravilloso.